NEUQUÉN

Tres generaciones manteniendo un legado y honrando el oficio

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15 julio, 2025

Los mayores tesoros con los que cuenta son sus manos y un saber ancestral que recibió de su madre y legó a sus hijas y nietas: tejer. Desde lo más profundo de la ruralidad, Amalia Morales transmite desde hace décadas una herencia cultural que trasciende a generaciones de mujeres neuquinas y que se convierte en un oficio artesanal y milenario, y en su sustento.“Somos artesanas neuquinas, soy de la comunidad mapuche Huayquillán”, se presenta Amalia, de 77 años. “Aprendí con el huso, mi mamá me enseñó a hilar, a trabajar”.Tuvo 8 hijos (uno fallecido), vendía los tejidos en Chorriaca y su marido en Chos Malal. “Y así manteníamos a la familia”, cuenta.Amalia y su familia participaron de la última recolección que Artesanías Neuquinas -dependiente del ministerio de Desarrollo Humano, Gobiernos Locales y Mujeres- realizó en el norte neuquino semanas atrás, donde pudieron vender sus tejidos que la empresa estatal luego comercializa en sus distintos puntos de venta.“Yo estoy contenta porque se acordaron de nosotros, vienen a comprar el tejido. Les agradezco porque recibo dinero por mi trabajo”, dice.¿Y cómo es poder transmitir su conocimiento a sus hijas y nietas?, se le pregunta. “Me siento bien porque ellas tienen para trabajar y hacen sus tejidos, tienen su platita cuando venden”.Respecto a algunas de las técnicas utilizadas, Amalia explica que “para teñir usamos un yuyo que se llama tara, en mapuche se dice trapi lawen. Con ese teñimos, es todo natural, también con pino, con cáscara de piñones”.Sobre el proceso que terminará en un tejido, enumera: “Hay que hilarlo, carmenar la lana para que salga bien el hilo parejo. Hay que lavarlo, torcerlo, hacer la madeja y volverlo a ovillar para urdirlo” (preparar el hilo para tejer en el telar).Liliana tiene 44 años, es una de las hijas de Amalia, y con mucha emoción habla de su madre.“Yo estoy muy orgullosa de ella, a pesar de que no sabe leer, te habla en dos idiomas y para mí es una alegría verla con ese orgullo de decirme, ‘hija, podes trabajar la lana y de eso vivir’. Mi trabajo es ser artesana”, explica.Y respecto a ese trabajo, Liliana destaca que “es maravilloso poder usar la naturaleza, las plantas y las frutas que dan sus colores”.Las tejedoras conviven aún con dos instrumentos para obtener los hilos: el huso y la rueca. Liliana cuenta que “para una que empezó con el huso, la rueca por ahí es complicada, porque hay que pedalear, pero de a poco vamos aprendiendo”.La mujer participa de gran parte del ciclo productivo. “Como mamá y como mujer del campo que hago la trashumancia, yo sé lo que es andar en el arreo, lo que es esquilar una oveja. En la primavera, cuando ya la lana creció, esquilo la oveja y la hilamos”.Relata que “esa misma lana primero la tenemos que dejar secar, y después de eso recién arrancar el trabajo, te lleva meses sacar una madeja. Lo que uno ve, que está limpio, que está teñido, te pueden decir ‘es caro’, pero ya está listo para tejer”.“Yo estoy orgullosa de poder trabajar en el telar y agradezco a Artesanías Neuquinas que nos recolectan los tejidos, nos hace mucha falta. Yo tengo a todos mis hijos estudiando, todo el verano trabajo la lana y ellos estudian tranquilos. Por eso estoy agradecida a Artesanías que pudo venir”.Liliana agradece el oficio que les transmitió su mamá y su abuela. “Tengo tres hijos varones y tres mujeres y ellas tres saben de este trabajo. Saben tejer medias, polainas, gorros”.Carolina tiene 17 años, es hija de Liliana y nieta de Amalia, y también tiene su historia para contar.“Mi abuela me enseñó a tejer a los 10, 11 años, ella me ayuda a urdir, es lo que siempre me costó, pero me resultó más fácil una vez que aprendí, ella me explicó muy bien”.“Voy haciendo labores que ella me enseña, por ahí veo alguna labor nueva que ella hace y le pido que me lo enseñe. Tenemos un espacio en la casa en la que tejemos las dos”, relata, reflejando esta práctica ancestral que une generaciones.Con orgullo, cuenta que recientemente recibió su carnet de artesana por parte de Artesanías Neuquinas. “Es muy bueno porque voy a poder entregar los tejidos, antes lo hacía a través de mi abuela”. Y concluye: “Tener mi carnet es muy lindo porque voy a seguir haciendo lo que me enseñó mi abuela”.Acerca de la fechaEn Argentina, el 13 de julio se conmemora el Día Nacional de la Tejedora, en honor a Paula Albarracín de Sarmiento, madre de Domingo Faustino Sarmiento y figura emblemática para las tejedoras en su época.Se celebra para reconocer su habilidad y creatividad, y para destacar la importancia de este oficio artesanal en la cultura argentina.