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Figueroa limpia el tablero: Gutiérrez deja YPF sin pena ni gloria
11 julio, 2025

Ya no hay lugar para lo simbólico ni para las nostalgias del poder. Con laexpulsión de Omar Gutiérrezdel directorio de YPF,Rolando Figueroa selló el divorcio definitivo con el viejo aparato del MPN, al que perteneció, pero del que hoy busca despegarse sin titubeos. El cargo que ostentaba el exgobernador desde diciembre era poco más que un souvenir del poder. Y Figueroa, que no acostumbra a sostener estructuras vacías, decidió ponerle punto final.Este movimiento es mucho más que una interna:es una declaración de principios. En la provincia del gas y el petróleo, no se puede ocupar una silla clave como la de YPF con la única credencial de haber sido parte del pasado. La gestión actual apunta a resultados, eficiencia y un relato político distinto. Uno en el que los nombres que ya no construyen, directamente, sobran.Desde su llegada al poder, Figueroa ha venidodesmontando los privilegiosenquistados en el Estado. Despidos por inasistencias, recortes en gastos superfluos, revisión de nombramientos: todo enmarcado en una narrativa de gobierno activo, moderno y sin tolerancia a la improductividad. En ese contexto,sostener a Gutiérrez en un sillón estratégico era una contradiccióninsostenible.La salida también habla de algo más profundo:la caducidad de una forma de hacer política. La que negocia cargos a cambio de silencios, la que llena organismos con figuras decorativas, la que piensa que el poder es hereditario. Figueroa parece estar diciendo que ese modelo ya fue. Que la “neuquinidad” no se defiende con gestos nostálgicos sino con gestión real.El recambio no es solo generacional, sino conceptual. Lanueva gobernabilidad en Neuquénse basa en otra lógica: protagonismo, presencia territorial, apertura al diálogo y ruptura con las estructuras oxidadas. En ese tablero, Gutiérrez se volvió un peón que ya no encajaba.